Buenas Terapias
Conocer tu Árbol Genealógico para recuperar la libertad perdida
Todos los sufrimientos y dolores de tus ancestros se guardan en una memoria colectiva cuyo objetivo (irracional) es mantenernos alejados de posibles problemas o evitar sufrimientos experimentados por algún antepasado. Por ejemplo, la infertilidad de ciertas mujeres se explica cuando se descubre que en sus árboles hay mujeres que vivieron la maternidad en medio de la violencia, que vivieron con parejas a las que no amaban u odiaban y transmitieron al fruto de esa relación el estigma de este desamor”, comenta Mari Carmen Vilata Climent en este primer artículo de colaboración Bt. Ella te explica que “desaprender” es fundamental para que avances y que puedes crear una realidad saludable conectando con tu origen.
Carmen Vilata Climent, colaboradora buenasterapias
En ocasiones nos encontramos que para avanzar en la vida no necesitamos sólo aprender sino que necesitamos DESAPRENDER, pues los viejos hábitos nos mantienen en una zona de confort que nos impiden avanzar.
Estar dispuestos a cambiar es soltar, dejar ir para seguir un viaje ligeros de equipaje porque a veces se necesita más fuerza para soltar que para retener y ese acto demanda un mayor grado de madurez y una fuerza interior enorme, mucho más que aferrarse a algo que ya no tiene sentido. Retener es creer que solo existe el pasado y dejar ir es saber que hay futuro, así pues el dolor te abandonará cuando tú lo abandones. Por ello el problema de mirar demasiado al pasado es que cuando nos volteemos para mirar al futuro, éste se habrá esfumado.
Cuando nos abrimos a nuevas experiencias nuestro cerebro evoluciona creando nuevas conexiones neurológicas, nuevos mapas y caminos. Al final la evolución ¿no trata de esto?
Dejar ir significa darse cuenta de que algunas personas forman parte de tu historia, pero no son tu destino.
Cada quien tiene su propio destino, y es necesario aprender a no aferrarse a nada y a nadie de manera enfermiza sino celebrar el encuentro y disfrutar de ese tiempo en compañía, mientras dure.
Abrazar el futuro es abrazar la incertidumbre y aprender a vivir en una cierta “incomodidad” mientras la brújula se orienta de nuevo en nuestras vidas.
Hay fuertes programas inconscientes que guían la conciencia y que son tóxicos para nuestra vida. Es importante que el mayor número posible de personas tome conciencia de que estamos atrapados en estos programas y aprendizajes tóxicos, y que se hace necesario despertar yrecuperar la libertad perdida con el fin de que, cuando vivamos acontecimientos importantes, seamos capaces de controlar nuestras emociones y redirigir nuestras vidas.
¿Cómo es posible que esto sea así? Somos un colapso de ondas de información, somos la materialización de una parte ínfima de la información que el universo contiene en lo que llamamos el campo o la matriz.
Somos creadores de nuestra vida, y lo hacemos de una forma inconsciente. Nuestra realidad solo es un aspecto de la infinidad de realidades que podemos vivir. Nuestra mente, que nunca deja de crear a través de los pensamientos y sentimientos, se expresa en este campo cuántico y nos hace vivir una realidad, aunque no somos conscientes de que la estamos creando nosotros. A esto se le llama vivir en un sueño.
Nadie puede despertar de un sueño si cree que no está soñando. Nadie puede cambiar su vida si piensa que ésta es fruto de la casualidad o de factores externos.
De alguna forma, hemos olvidado nuestro origen, nuestra fuente, de dónde procede este poder que es el que nos permite crear una realidad acorde con nuestros pensamientos, sentimientos y emociones. Nuestro mundo es la materialización producida por muchas personas que creen que estamos separados de todo lo que nos rodea, un mundo newtoniano, materialista, un mundo fruto del azar, de las fuerzas de la naturaleza, como si ésta no tuviera dirección.
Parecemos ciegos a la evidencia de que todo lo que nos rodea es un plenum de inteligencia, de cooperación, de adaptación a las condiciones externas. Debe haber alguna conexión entre el mundo material y este mundo invisible que lo sustenta todo y que lo proporciona todo, de la misma manera que debe haber una conexión entre el cuerpo terrenal, la mente y el espíritu que los alimenta. ¿Acaso no es otra posibilidad que puede aportar más coherencia en la vida?
La mente está dividida, es dual, pero no deja de crear nuestro mundo continuamente a través de estos programas guardados en el inconsciente. Precisamente por todo ello, la información debe guardarse, y se grabará en la parte más recóndita de la mente, a la que llamamos mente inconsciente. Esta información se guarda y se expresa en los acontecimientos diarios hasta que tomemos conciencia, algún día, de quiénes somos realmente y del poder que tenemos.
Esta toma de conciencia nos hace despertar del sueño, nos permite transformar el impacto que produce un acontecimiento, siempre que nos mantengamos lo suficientemente alerta para guiar nuestras emociones en el momento crítico.
Todos los sufrimientos y dolores de nuestros ancestros se guardan en esta memoria colectiva, que podemos llamar inconsciente colectivo. El objetivo (irracional) es mantenernos alejados de posibles problemas o evitar sufrimientos experimentados por algún antepasado.
Por ejemplo, la infertilidad de ciertas mujeres se explica cuando se descubre que en sus árboles hay mujeres que vivieron la maternidad en medio de la violencia, que vivieron con parejas a las que no amaban u odiaban y transmitieron al fruto de esa relación el estigma de este desamor.
En los descendientes, esta realidad se expresa en conductas adictivas, violentas, enfermedades o, simplemente, en dificultades para hallar pareja o para tener hijos. Esto es vivir en un sueño: no ser consciente de por qué o para qué te ocurren las cosas, de cómo es posible que te enamores de tal persona, o que ciertas historias se repitan continuamente por mucho que intentes evitarlo de forma racional.
Estos programas gobiernan tu vida y eres como una marioneta en sus manos. Hay que poner fin a esta situación. Para ello, es imprescindible despertar de este sueño, superar la inmadurez emocional para ser un adulto. Ser consciente de que eres el hacedor de tu vida, que debes cambiar de conducta a través de actos conscientes, mantener la mente alerta a todo lo que te rodea, sentir en tu cuerpo los síntomas como un mensaje del inconsciente.
Así recuperarás una cierta coherencia emocional, y esta se expresará en tu vida en acontecimientos llenos de congruencia, proporcionándote un sentimiento de paz.
Ya no eres víctima, ya sabes que puedes alterar ciertos acontecimientos, y, si no es posible cambiarlos, los puedes vivir de otra manera. Así empiezas a recuperar esa libertad tan anhelada. Estás despertando, tus sueños ya son lúcidos, puedes vivir tu realidad.
El estudio del árbol genealógico es un camino para ello. Existe una mente colectiva, y en este caso la aplicaremos al árbol genealógico. En ella, la información es compartida por todo este colectivo, que es la familia o familia transgeneracional.
Cada integrante de este colectivo lleva toda la información de todos los miembros que lo componen. Por lo tanto, estudiando la idiosincrasia del consultante y sus diferentes historias, y relacionándolas con el síntoma o motivo de la consulta, se puede descubrir dónde se encuentra el programa tóxico que hay que desprogramar o desaprender.
A veces algunos miembros viven ciertas experiencias para que otros queden libres de experimentarlas, y así poder extenderse en el árbol genealógico a través de sus descendientes.
«El Todo está en cada parte y cada parte contiene al Todo», tal como lo demostró la teoría del holograma de Denis Gabor, que fue merecedora del Premio Nobel.
El especialista podrá sugerir diversas formas de mirar la problemática, pero es el consultante quien debe encontrar el recurso y aplicarlo en su vida, para poder hacer los cambios pertinentes en sus percepciones y proyecciones y recuperar la coherencia emocional.
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