El duelo y la pérdida en tiempos del Covid-19 Mari Carmen Vilata Climent 27.04.2020 | 20:51…
LA LLEGADA DE UN HIJO A LA VIDA: SER PADRE Y MADRE
La decisión de tener un hijo o varios afectará a la vida de la pareja, la mera llegada de un nuevo miembro obliga a incluir a otra persona en la relación, los hace expandirse y salir de ellos mismos con independencia de sus gustos y disgustos personales.
La decisión de tener un hijo hará que los padres se conviertan en el vínculo de una fuerza vital más fuerte y si aceptan todas las consecuencias de esta decisión crecerán más allá de sus barreras personales y obtendrán más fuerza.
Las parejas que deciden no tener hijos no experimentan el mismo impulso biológico de expansión pero pueden alcanzar una expansión parecida de otras formas por ejemplo dedicándose a un proyecto o a un camino espiritual.
Su motivación clave girará en torno a su compromiso hacia algo que vaya más allá de sus deseos personales, algo que sientan en lo profundo de su corazón y se guiarán por dicho compromiso y de este modo también se expandirán.
Vamos a revisar desde el punto de vista del progenitor, de ser padres y las dinámicas en la relación con el o los hij@s.
Desde la perspectiva sistémica y las constelaciones familiares un progenitor debe valerse por si mismo y asumir su responsabilidad como padre o madre lo que implica dar al niño incondicionalmente.
Cuando esto sucede el niño está tranquilo y no se ve en la necesidad de arrastrar nada en nombre de sus padres, se limita a recibir lo que estos le den y así se sentirá pleno para cuando se convierta en adulto poder trasladar a sus propios hijos lo recibido.
Es un ciclo natural para conservar la vida de generación en generación, la herramienta de la que se sirve la naturaleza para conservar las especies.
Por otra parte si la razón principal de tener hijos fuera otra, sí la mujer quisiera tener hijos por alguna razón personal de dar sentido a su vida o para llenar aspectos de sí misma o hay algún motivo oculto en la relación para tener un hijo significa que lo más probable es que ellos mismos echan en falta algo de sus respectivos padres o se hayan ante enredos en su propio sistema familiar.
Como consecuencia intentarán recibir de sus respectivos hijos lo que hubieran echado en falta de niños.
Los hijos son muy sensibles a las necesidades de sus padres y debido a un instinto de pertenencia profundo y poderoso estos pueden estar dispuestos a hacer cualquier cosa por ellos.
Por ejemplo intentarán convertirse en dadores en relación a sus respectivos padres lo que implicará una posición inadecuada en el orden familiar pues no estarán representando su papel de hijos.
Esto los dejara vacíos y más tarde cuando sean adultos esperarán algo de sus hijos….
De este modo los lastres del pasado se van pasando de generación en generación.
Cuando los padres asumen su responsabilidad y son capaces de experimentar su fuerza como benefactores se sentirán cómodos en su papel de padres y cumplirán sus Roles con facilidad, no tendrán miedo de no ser unos “buenos padres”.
Sin embargo cuando los padres se preocupan continuamente de su papel como padres, el niño lo sentira y lo manifestar en incomodidad e inseguridad.
Debemos recordar también que el niño recibe a partes iguales de su padre y de su madre, en este sentido el niño encarna a sus dos progenitores y esto implica que si un progenitor ama plenamente a su hijo tendrá que amar también a su pareja pues esta está presente en el hijo.
Nadie puede odiar a una pareja y amar de veras a un hijo que sea el resultado de un encuentro con esa pareja.
La actitud por ejemplo hacia una anterior pareja de sentir que “fue un error esa relación” ,puede llevar a sentirse a disgusto con su propio hijo,esta es una de las consecuencias de las relaciones que no reconocen el amor que se han tenido, si no se reconocen o han reconocido plenamente el amor que se habían tenido genera un desequilibrio en la relación hacia los hijos también.
Los niños quieren a sus padres juntos porque de esta forma se sienten completos, así no se ven en la necesidad de dividir su lealtad, evidentemente esto no quiere decir que los padres no puedan separarse nunca, pero si realmente aman a su hijo tendrán que seguir sintiendo amor y gratitud hacia su expareja de esta forma el niño se queda tranquilo aunque sus padres rompan su relación sentimental.
Otra cuestión importante es que cuando una pareja tiene un hijo deben despedirse definitivamente de sus respectivos padres pues ahora son ellos los que representan ese papel, si no dan ese paso no podrán asumir el papel de padres en relación con sus hijos y estos podrán verse forzados a sus destinos de la familia de origen de sus padres.
A veces observamos conflictos por ejemplo de una madre que está divida entre sus hijas y su respectiva madre, asumiendo un rol de madre de su propia madre y desde ahí no está plenamente disponible para sus propias hijas.
En este sentido tener un hijo puede convertirse en un reto pues suele enfrentarnos a problemas pendientes de resolver en nuestro sistema familiar obligándonos a aceptar la realidad y a descubrir nuestra capacidad de cuidar de ellos con cariño.
Tener hijos puede ayudarnos a desapegarnos de determinadas formas infantiles, lo que nos lleva a madurar y dependerá de cada persona y de su capacidad de asumir este reto.
Las constelaciones familiares nos permiten ver con claridad si los padres están enfocados en ellos mismos y en sus problemas,es decir, enredados con el pasado o si son capaces de mirar al niño y de actuar de una forma responsable ya que los niños suelen ser demasiado pequeños e inmaduros para realizar elecciones significativas para sus vidas.
Evidentemente aquí nos referimos a decisiones importantes que deben de asumir los padres y que no les corresponde a los niños mirar ni asumir cuando todavía no están capacitados para comprender un problema y tomar una decisión apropiada.
Por ejemplo si los padres están en proceso de separación como norma general no deberíamos pretender que el niño nos dijera con cuál de los dos progenitores querría vivir, sería igual que si le preguntáramos: a quién quieres más? Poniéndole así en una situación imposible.
Si los padres deciden quién debe vivir con el niño este conserva su inocencia y puede continuar queriéndolos a los dos de la misma forma, si los padres le preguntan al niño con quién prefiere irse lo colocan en una situación traumática independientemente de su edad.
Los padres suelen recurrir a esta estrategia cuando no son capaces de llegar a un acuerdo amistoso entre ellos.
Pero,como podemos esperar que el niño decida algo tan trascendental?
Intrínsicamente un niño quiere a sus dos progenitores si se ve externamente forzado a marcharse con uno de ellos interiormente se quedará con el otro, y entonces este niño podría llegar a desarrollar un comportamiento determinado en la escuela a modo de expresión conflictiva o de diversas formas, generando dificultades en algunas áreas para así incluir a la parte excluida, ya bien sea al padre o a la madre.
Hay muchas dinámicas y aspectos que pueden ser revisados a través de constelaciones familiares, la familia que uno ha creado en el mismo momento en el que son padre y madre y con que dificultades esta lidiando en el presente que no permiten que la familia que se ha creado este disfrutando y viviendo en armonía.
Desde separaciones con hijos, problemas que somatizan los niños a través del aprendizaje en la escuela, las dinámicas de la pareja que afectan en la relación con los hij@s, rivalidad entre hermanos etcétera.
No dudes en revisar de forma clara estas dinámicas y orientarte hacia una mirada conciliadora que permite que el amor vuelva a fluir entre todos los miembros.
Marí Carmen Vilata Climent.
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